jueves, 19 de agosto de 2010

En la geografía de mis manos 8






Ocho




Tú estabas en el final
humano de ojos nuevos
y corazón marinero.
La tierra espera que llegues
            a poblarla de maletas.
Genes aventureros
            cantares con brazos firmes.

Te pertenece la especie
dos piernas       dos brazos
una cabeza
un cuerpo    proa  mascarón     raíces.

Corazón y alma en la corriente
              que arrima los barcos a la playa.

Tú estabas       esperando el mediodía.
Con el sol alto llegué
en el espíritu del río que regresa
             a fundir su esencia en otra agua.

Tú estabas entre los recuerdos que yo evocaba.
Juntos muy cerca del fuego encendido
hicimos el pacto.



Pacto

Camino sobre espuma vertida en copos
            que el viento detiene a mis pies.
Ansío encontrar refugio evitando abismos
apuro los pasos.

Mi sombra encuentra tu sombra
            y un color inquieto yace
           en la hondura esperada.
Sobre arena silenciosa compartimos
           secretos del aire.

Las olas practican una corta ceremonia
llegar y partir en el momento.
Detrás de la última siempre está el océano.

Escucho la breve melodía del agua.
El abanico claro de tus manos
           convierte en palomas el instante.

Mi asombro y tu audacia
dibujan perfectos castillos
            junto al agua mansa de la playa.

Hacemos un pacto.
El invisible alcázar que la marea no mira
            será nuestra morada.

Nos cubre un borde plegado del paisaje
            desaparecen los cuerpos en el doblez
y queda esa forma hundida, huella fiel.

De nuestra estadía sobre la efigie plana
solo quedan las voces dialogando.


® Cecilia Ortiz

(Imagen, jrcstw en Flickr.com)

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