Mi gaviota insiste con sus plumas atentas
sobrevuela mis palabras
( amigas de la desolación
íbamos desvestidas en grises)
ahora somos
rojo sobre rojo sobre rojo
-cómo eran los días o las noches
sin sonido-
imposible responder
si no hacen nido los interrogantes
sílabas de agua empapan la escritura
mientras ondula el espejo
al costado de mis ojos
al borde del mar huellas y adivinanzas
enmudecen el pentagrama del piano
imaginado
mi gaviota insiste -en sobrevuelo-
sus alas y mis brazos
reinventan cada momento
(por el sólo placer de enamorarte)
leve esa melodía esparcida
completa el aire
repite la escena.
® Cecilia Ortiz
Libro secreto
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