un pez blanco bien blanco
se alimenta
de mi mala sangre
la convierte
en
orquídeas salvajes.
Por la noche
abandona mi
cuerpo
cubierto de escamas en platallega al río
que
marrón lo aguarda
y
navega otras aguas
aumenta de tamaño
suelta aire y suelta y suelta
el aire que con sórdida esencia
se detuvo (intrépido)
por debajo de mi piel
sin aviso sin malicia sin sentido.
Regresa
apenas mis
pestañasaletean
al borde del amanecer
y
otra vez
mi pez blanco bien blanco
navega por mis torrentes.
Me navega.
© Cecilia Ortiz
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